sábado, 22 de mayo de 2010

Aprendo de ti,..., aprendes de mi!



Ya está aquí mi pequeña, esa que me hacia hablar de impaciencia, de alegría,..., esa que durante nueve meses me llenó de ilusión, a la que imaginaba y ya quería antes de conocerla.

Sabía que era algo único, y era consciente del amor incondicional que por ella íbamos a sentir su papi y yo, pero no me imaginaba hasta que punto podría querer tanto a alguien y sentirme tal feliz tan solo con ver su cara; y es que algo tan pequeñito consigue llenar todos y cada uno de los espacios de mi vida, sin dejar uno solo vacío.

En pocas horas sentí como ya estaba llegando a mi vida, al mundo, y cada uno de los movimientos que la acercaban más a mi me hacían superar el dolor y el cansancio que implica dar vida, porque conforme yo se la iba dando a ella, sentía como poco a poco ella iba llenando ya la mía.

Ahora nos toca aprender a los tres, a nosotros dos de ella y a ella de nosotros.